Por su situación, prácticamente junto a los jugadores, por su necesidad de estar en continuo contacto con la pelota, por su habitual juventud y por su labor sobre la arena de las pistas de todo el mundo, su presencia en el vóley playa nunca pasa desapercibida. Su trabajo es fundamental para que un partido pueda llevarse a cabo sin contratiempos. Ellos dan fluidez al juego, ayudan a los jugadores y hacen que todo funcione. Hablamos de los recogepelotas, una de las piezas clave del circuito Madison Beach Volley Tour.
Habitualmente, hasta seis recogepelotas se encargan de flaquear la arena sobre la que los jugadores disputan el partido, uno en cada una de las esquinas y dos más a ambos extremos de la red, detrás de los jueces del encuentro. Su responsabilidad es la de agilizar el juego y evitar las pérdidas innecesarias de tiempo. Aunque su labor más visible es la de hacer que el sacador siempre tenga una pelota a su disposición, sus responsabilidades van mucho más allá.
Su labor comienza por mantener siempre contacto directo con los jugadores que entran en liza sobre la arena. Deben estar siempre atentos, saber prevenir las necesidades y no hacer demorar el tiempo más de lo necesario. Una de las obligaciones más importantes es la de hacer que en todo momento haya dos balones en cada uno de los extremos de la arena, pasándose las pelotas de un lado a otro de la pista en caso de que no sea así. Estas pelotas deben estar limpias, libres de arena y listas para ser jugadas, para ello cuentan siempre a su disposición con una toalla.
El rastrillado y el riego de la arena es otra de las actividades que incumben directamente al equipo de recogepelotas. El perfecto estado de la pista de juego es vital para que pueda desarrollarse un partido sin contratiempos.
Aunque su papel no es el de uno de los protagonistas en el desarrollo de un partido, su participación es vital, sobre todo en un circuito de las características del Madison Beach Volley Tour. Una participación siempre silenciosa y al servicio del deporte rey de la arena.
