Laredo es famosa por considerarse una de las cuatro ‘villas marineras’ de Cantabria, junto con Santander, Castro Urdiales y San Vicente de la Barquera. Con una población de más de 11.400 habitantes, y enclavada entre la ría de Treto y la bahía de Santoña, Laredo es una de las principales localidades turísticas de todo el litoral español.

El municipio de Laredo destaca por su riqueza cultural y patrimonial. Entre sus calles ofrece la posibilidad de seguir un itinerario histórico muy amplio: villa medieval, la villa renacentista y barroca y la villa contemporánea. La Puebla Vieja y el Arrabal, declarados conjunto histórico-artístico en 1970, son un lugar obligado de visita. En esta zona se conservan restos de la muralla, donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. En ella destaca el retablo de La Virgen de Belén, descrita por los expertos como “la más bella obra de escultura policromada de arte flamenco en Cantabria y uno de los más asombrosos y completos conjuntos de este estilo existentes en España”.

La riqueza natural es otro de los mayores atractivos de Laredo. Rodeada de montes y del Mar Cantábrico, su localización permite disfrutar de arenales de gran belleza y calidad y de espacios naturales protegidos.
En su casco urbano, se encuentra la playa de mayor extensión de todo el litoral cántabro La Salvé (más de cuatro kilómetros) y parte del municipio, la zona de El Regatón, dentro del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. Un paseo marítimo a lo largo de la playa Salvé discurre frente al segundo gran ensanche en el que se concentran los hoteles y zona residencia. Al final, en el Puntal, se encuentra el Club Náutico, que nos recuerda el carácter eminentemente marinero que Laredo ha tenido y tendrá siempre.
Entre sus fiestas, encontramos la “Batalla de Flores”, declarada de interés turístico nacional y protagonizada por un desfile de carrozas. También se debe hacer especial mención a la fiesta del Desembarco de Carlos V, de interés turístico regional. En su gastronomía destacan, como no podía ser de otro modo, los pescados como el bonito, las sardinas o los bocartes.