El Madison Beach Volley Tour recorre toda la geografía española siempre en busca de ofrecer el máximo espectáculo a los asistentes tanto en la grada con la animación como en la pista con los jugadores. El público disfruta con todos los partidos y con la música, bailes, juegos y regalos que se reparten, pero si hay una prueba especial donde también disfruta mucho una parte importante del circuito como son los jugadores, no es otra que la de Laredo.
La localidad cántabra lleva albergando siete temporadas una prueba del Madison Beach Volley Tour en su mítica playa de La Salvé. Sus 4.250 metros de longitud y 120 de anchura, aunque esta varía bastante con las subidas y bajadas de la marea, son uno de los lugares favoritos de los jugadores para ir a jugar cada temporada. Su tradición y afición volcada en cada partido hacen patente el apelativo de esta playa como la ‘Catedral’ del vóley playa español.
Una de las parejas a las que le es muy especial este torneo es a los hermanos Javier y Vicente Monfort, quienes llevan tres temporadas seguidas ganando este torneo. En 2019 se impusieron a Daniel Moreno y Óscar Jiménez en la que ha sido una de sus dos finales de este año.
También es muy especial para Nazaret Florián, quien comentaba que desde 2013 ha jugado casi todas las finales y ha ganado en tres ocasiones. “Siempre en los últimos años he estado pisando podio quedando primera o segunda y la verdad que me haría muchísima ilusión repetir el título. El año pasado quedé segunda y me encantaría poder repetir este año, sería muy especial”, señalaba antes de la prueba de 2019.
El venezolano Hernán Tovar apunta que es “una de las pruebas que le gusta mucho”, que “siempre hay muy buena ambiente” y que le gusta ir “por la energía tan bonita que se transmite en esa prueba”. El malagueño Manu de Amo indicaba que llevan unos “17 años jugando ahí todos los veranos” y que lo tienen “todo controlado”, lo que también hace que sea muy especial para ellos jugar ahí cada temporada.
Para la gaditana Marina Saucedo siempre “ha sido el campeonato ideal” ya que además la primera final que jugó fue en La Salvé. “Tiene algo diferente, el ambiente, las gradas se llenan, a la gente le encanta. Tiene algo especial”, afirma.
Para Nathan Matos “es una prueba bastante bonita y se implica mucho la gente allí porque hay mucha afición”. Antes de la prueba de este año, el canario Javier Huerta tenía muchas ganas de jugar el torneo ya que le “gusta bastante” y Roberto Sanfélix se refería también al ambiente. “El año pasado jugué por primera vez allí y es una pasada el ambiente, el público y la organización. A mí me encantó”.